La humanidad avanza. Y con ella nuestros hábitos. ¿Quién les iba a decir a nuestros abuelos que el centro del universo estaría dentro de una pantalla? Es algo que, a pesar de verlo con total normalidad, es cuanto menos insólito.
El mundo aprueba o condena según lo que ve a través de su teléfono móvil, su ordenador o cualquier otro dispositivo electrónico. Creemos antes a personas desconocidas pero famosas que quienes tenemos a nuestro lado. Antes se valoraba la inteligencia, la amabilidad, los valores. Ahora el show y la polémica tienen la sartén por el mango.
Pero no todo lo relacionado con Internet tiene que ser malo. Gracias a eso se puede ayudar a mucha gente, la información llega con mucha más claridad, la comunicación se amplía. Pero debemos recordar que no todo lo que hay en la web es cierto. Las noticias fake están a la orden del día y se utilizan con fines crueles o incluso lucrativos.
Otro de los inconvenientes es la sobreexposición de nuestra persona al mundo exterior. Para algunas personas la intimidad es un mero recuerdo de su infancia y su deseo de aprobación hace que la eliminen por completo de su vida. Un selfie es la droga que consumen millones de jóvenes con tal de conseguir aplausos de desconocidos que después de apagar su móvil se olvidan de quien es esa persona que hay detrás de la pantalla. Además no podemos olvidar que a pesar de la distancia, el bullying y el acoso se realiza en estas redes, con el anonimato como máscara y las amenazas como arma blanca. Muchos habrían dado cualquier cosa con tal de no haber descubierto ese mundo.
A día de hoy hasta el mero hecho de ser quien eres te puede generar un negocio. No pocos son los que se benefician de su físico y su carisma para que la gente los siga. Los llamados "influencers" nos aconsejan, nos hacen reír, nos emocionan. Pero tampoco hay que olvidarse que son personas como tú y yo, y que no todo lo que dicen es verdad. Su influencia es un arma de doble filo que muchas veces ha acabado en un final trágico.
Sería irónico que después de este texto pidiese algún comentario o follow, pero, ¿qué es la vida sino una constante ironía?
"La privacidad ha muerto y Social Media la mató"
Pete Cashmore
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